TEATRO LA MEDIA TORTA
LUGAR:
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PROGRAMA:
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DISEÑO:
EQUIPO:
Bogotá, COLOMBIA
2022
Instituto distrital de las artes
Dotacional
Propuesta
- GANADOR -
Manuela Eblé C + Carlos Mártinez + Jesús Fiallo + Juan Manuel Medina
Manuela Eblé C + Carlos Mártinez + Jesús Fiallo + Juan Manuel Medina + Faber Emilio + Ana María Díaz Parra + Maria Fernanda Guerrero + Enrique Cadavid + Jose Peralta + Valentina Ramirez + Valentina Bernal + Silvia Ruiz
HORIZONTE
“Límite visual de la superficie terrestre, donde parecen juntarse el cielo y la tierra”. y, sin embargo, no se juntan. El hombre vive fascinado por el punto donde se separan el cielo y la tierra, lo ligero y cosmológico con la pesantez estereotómica. Esa líneaque separa ambas realidades es el punto preciso donde la gravedad, inexorable, se manifiesta. El horizonte, que pareciera ser una línea horizontal infinita, un día vibró, cuando el ser humano en su huma- ni- dad transformó su trazo y puso a vibrar la línea. Las ciudades existen y se manifiestan visibles por su intersección con la horizontal. En ese acto de intersec- ción el perfil se conforma, se dibuja una nueva geometría que definitivamente un lugar, una ciudad, el skyline, “la línea del cielo”. La linea del cielo no sólo es una for- ma, es una identidad. Pero también es el lugar donde se manifiesta la noche y el día, por donde se pone el sol y aparece la luna y con ello la importancia de una línea quebrada que marca el tiempo, el Futuro.
LAS PIEZAS QUE FALTAN
Tal como ocurría en los teatros griegos y romanos, las graderías se funden con la montaña, toman su pendiente y se difuminan con su forma. La media torta es montaña y la montaña es arquitectura. El taller propone respetar esa condición fortaleciendo las conexiones y transiciones en todos sus bordes y completando las con “las piezas que faltan”.
Al oriente, donde el escenario se con- vierte en montaña, un simple gesto horizontal pliega la línea de tierra y convierte la ladera en plataforma, convirtiendo esta en un mirador, en una cubierta habitable para que se manifieste Bogotá.
En su costado con la carrera 18, el edificio trata de difuminarse con el entorno, prolongando las láminas del anfiteatro, estas se funden con una nueva escalera, tranquila, que coloniza la ladera y que prolonga la carrera 18 en un recorrido por la pendiente. Así, la media torta se convierte en una subida tranquila, difuminada con la naturaleza e integrada con el paisaje.
En el borde occidental aparece un edificio que se implanta como consecuencia de la pendiente, una serie de muros de acero corten que se clavan en el terreno fundiéndose con la ladera y domesticándola, conectando la carrera 18 con la casona a través de gestos arquitectónicos y topográficos que habilitan los espacios de servicio y disponen unas rampas que permiten un escenario accesible para todos, una arquitectura para todos.